miércoles, 19 de febrero de 2014

Laberinto.


Es curioso observar a estas alturas,
como para ti, mi más profundo silencio
resulta al menos una respuesta ambigua.

Sin embargo, creo que lo puedo entender.
Cuando la vía de la palabra se ha agotado,
sólo nos queda un canal donde manifestarlo.
El intransitado laberinto de nuestras miradas.

Aquí todo está más seco, más polvoriento,
sus caminos están plagados de escombros
y sus tonos predominantes tienden a grises.

Los arbustos que nos rodean, yacen 
perplejos observando, como dos locos
pretenden destruir su propia construcción.

En este lugar repleto de fantasmas
el encuentro resuelta muy violento.
Ya que las viejas voces que vagan
por su antiguo bosque, emergen
del más profundo sueño y se
adentran en tus ojos.

Proyectando con ellas,
esa maldita luz llena de fe.